Cuando la invasión a Ucrania por parte de tropas de Rusia, ha pasado ya de una semana, algo que se puede percibir claramente, es que el mandatario ruso, Vladimir Putin, quiso generar sorpresa y en gran medida, el que ha resultado sorprendido es él.
Él hablaba insistentemente de ocupar para Rusia, las regiones ucranianas de Donetsk y Lugansk, supuestamente por estar pobladas principalmente por rusos, cuya integridad corría grave peligro, al poder ser atacados en cualquier momento por tropas o diferentes tipos de grupos nacionalistas ucranianos.
Por otra parte, el mandatario ruso, expresaba su rechazo a la sola posibilidad de que Ucrania, en algún momento, pudiera incorporarse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), el mecanismo de defensa pro occidental.
Con estos dos planteamientos, en inicio, Vladimir Putin, pretendía hacer pensar que haría una invasión mínima o que incluso podría reconsiderarla, si obtenía algún tipo de garantías por parte de Occidente, es decir, principalmente Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea, pero por lo que ahora vemos, las intenciones del presidente ruso iban por otro lado.
En todo momento, Putin, escuchó amenazas de sanciones de todo perfil en el caso de que invadiera territorio ucraniano, así fuera en una mínima parte y al parecer, pensó que, si eso ocurría, sería en una proporción similar a lo que ocurrió en 2014, cuando sus tropas tomaron por asalto la península de Crimea, territorio ucraniano.
Sintiéndose envalentonado, considerando un panorama de tal naturaleza, la apuesta del líder del Kremlin, terminó siendo total y por supuesto no se limitó a atacar o de plano invadir los territorios de Donetsk y Lugansk, yendo más allá de ello por todo el territorio ucraniano.
De tal forma, las tropas rusas, han ido por tomar los medios de comunicación, las centrales nucleares, incluyendo la destruida de Chernóbil, en Pripiat y desde luego, las principales ciudades del país, empezando por la propia capital, Kiev, a la que entraron con una columna de vehículos militares que superaba los 25 kilómetros de largo.
La sorpresa para Vladimir Putin, vino al ver que, por una parte, China, su único aliado poderoso, no se apresuró para volcarse a su favor, en tanto que las potencias occidentales le han puesto por delante sanciones que bloqueaban esquemas internacionales de pago e incluso la competencia de rusos en ámbitos como el automovilístico y el atlético, entre otros, además de incluir el rubro energético, que es punto débil para el Kremlin.
Todo esto, vino de la unión gestada entre las naciones occidentales, algo que, por lo visto, Vladimir Putin, subestimó en un inicio y hoy le tiene buscando alternativas para reconsiderar, pero sin hacerse ver como derrotado, una situación que se puede tornar peligrosa, ya que se sabe que un animal puede ser especialmente agresivo, cuando está malherido y se siente atacado.
La guerra que desató Rusia al invadir Ucrania, que era el segundo país más grande de la Unión Soviética, todavía tendrá mucho que mostrarnos, pero algo importante, sin duda, es la importancia de no confiarse del propio poderío, como por lo visto le ocurre a Vladimir Putin.
*: Diputada Federal por Durango
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