Hace no tanto, Caín Velásquez estaba en la cima del deporte más violento de Estados Unidos. El atleta fue una de las figuras más dominantes de la UFC, la liga de artes marciales mixtas convertida en uno de los espectáculos más populares y uno de los negocios más rentables. El luchador de 39 años se retiró en silencio y lastrado por las lesiones en 2019 después de una derrota. Su adiós dejó en vilo a miles de fanáticos por la partida prematura de una leyenda, el primer mexicoamericano que conquistó dos títulos en la categoría de peso pesado. La figura de Caín ha vuelto esta semana con la fuerza de uno de sus puñetazos. Ha sido acusado de intento de homicidio de un hombre que, cree, abusó de un menor de su familia.
Velásquez, nacido en Salinas (California) e hijo de inmigrantes mexicanos, fue detenido el lunes después de que la policía acudiera a un llamado de emergencia. Dos vehículos protagonizaban, minutos después de las tres de la tarde, una persecución de casi 20 kilómetros de alta velocidad en San José, al norte de California. De acuerdo con las autoridades, el atleta perseguía en su camioneta a otro auto tripulado por tres personas. En este se encontraba Harry Goularte, quien fue acusado la semana pasada de un delito sexual contra un menor de edad que tiene un parentesco con Velásquez que no ha sido especificado.
El luchador disparó con una pistola calibre .40 al vehículo, hiriendo en la mano al conductor, el padrastro de Goularte. Las heridas no pusieron en peligro la vida del hombre al volante, de acuerdo a los medios locales, pero fueron suficiente para arrestar al dos veces campeón de la UFC y presentarle cargos por la tentativa de homicidio. Velásquez se encuentra desde el lunes en la prisión del condado de Santa Clara y no tiene derecho a fianza porque el juez considera que su libertad pone en riesgo la vida del sospechoso en el caso de abuso sexual de un menor.
Goularte vive en una propiedad donde su madre administra un jardín de niños. El hombre de 43 años fue acusado penalmente el viernes de haber tenido una relación lasciva con un menor de edad. Un juez le permitió seguir en libertad pero bajo vigilancia de la policía.
El episodio ha causado sorpresa y conmoción entre los conocidos del atleta, quien entrenaba en un gimnasio de artes marciales al sur de San José. Sus discípulos lo describen como un guía ejemplar, siempre dispuesto a dar consejos para mejorar la técnica de combate de los más jóvenes. Los asistentes al American Kickboxing Academy destacan su voz y su humildad. Esto a pesar del rostro de pocos amigos, una fachada que fue clave para mantener un récord de 14 victorias en 17 peleas. El atributo también había sido mencionado en la UFC, una escena conocida por su rebosante testosterona.
El polémico Joe Rogan, el comediante y fanático de la UFC, calificó a Velásquez en 2018 como el mejor luchador de peso completo que había visto competir. “La razón por la que destaco a Caín como el mejor es que tiene una resistencia sobrehumana y sabe imponer un ritmo ante sus adversarios. Podías verlos marchitarse bajo la presión”, dijo Rogan en su podcast.
Las lesiones fueron apagando la leyenda de Velásquez, que se despidió de la UFC después de ser derrotado por el camerunés Francis Ngannou en febrero de 2019. Después de eso, el luchador tuvo un breve paso por la lucha libre mexicana y la WWE. Celebró algunos combates en México, un país con el que mantiene una relación estrecha. Caminaba al octágono con la canción Los mandados, de Vicente Fernández, y sobre él mostraba siempre la bandera mexicana en los guantes. Porta con orgullo un gran tatuaje de la Virgen de Guadalupe en el costado derecho, su preferido para provocar los 12 nocauts que lo convirtieron en uno de los adversarios más respetados entre 2008 y 2019. Hoy, el peleador enfrenta algo desconocido hasta ahora, el sistema judicial de su país.
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