Las paredes del Centro Cultural Gabriel García Márquez, de la Embajada de Colombia en España, se llenan por estos días de colores, figuras, textos… hasta de obras tecnológicas de la mayor actualidad. Se visten con la obra de Álvaro Barrios (Cartagena, 1945).
Con motivo de la feria Arco, esta casa del jardín de la sede diplomática exhibe la colección ‘Los grabados populares y otras historias’. Se trata de 46 de obras de la colección del Museo de Arte Moderno de Bogotá (Mambo), que permanecerán expuestas hasta el 10 de marzo.
Además, se destacan dos NFT (como se conocen las obras digitales por las siglas del nombre en inglés Non-Fungible Token, un identificador único que registra la propiedad del archivo digital). Se trata de El circo del Museo Duchamp del arte malo y Dreams, en los que los elementos toman vida. Se exponen en pantallas instaladas por la Galería Fernando Pradilla en la Embajada de Colombia y en el recinto ferial de Arco. Como información adicional, la primera tiene un costo de 15.000 dólares y la segunda, de 12.000.
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Llegan de la mano de Block Art Ventures, que produjo las obras. “Estamos introduciendo en España estos dos NFT, los primeros de la obra del maestro Álvaro Barrios”, afirma Ómar Téllez, cofundador de esta empresa dedicada a llevar artistas al mundo del criptoarte. Y explica las ventajas del nuevo formato: “En el caso de Álvaro Barrios es interesante porque se trata de una persona que ha tratado siempre de innovar mediante la popularización y democratización de su arte, específicamente con el grabado popular”, dice. “La tecnología NFT permite llevar esta democratización del arte al próximo nivel porque puede ser expuesto en galerías virtuales y cualquier persona en el mundo puede verla interactuando con ella e inclusive comprarla. Esto es un mercado muy distinto que el de una galería en Madrid o en Bogotá, puesto que de la noche a la mañana un artista puede tener acceso a cinco billones de personas que llegan por internet”.
Téllez señala otros beneficios del criptoarte, que aplica el blockchain: permite esclarecer la proveniencia de la obra, garantiza su unicidad y autenticidad y suministra regalías recurrentes a los autores.
Su arte, el arte de Álvaro Barrios, ya llegó por lo menos a otra dimensión. Y de ello dan fe las paredes que lo acogen durante estos días en Madrid.
De este último paso en su producción artística, de su obra en general, de las intenciones de su creación, de sus planes y de lo divino y lo humano habló Barrios.
Las obras que se exponen en el Centro Cultural Gabriel García Márquez de la Embajada de Colombia en España vienen del Mambo. Háblenos un poco sobre esta muestra.
Se tomaron las piezas que están en la colección del Mambo y se exhiben cronológicamente. No es propiamente una retrospectiva, sino una antología, porque, aunque tiene obras de distintas épocas, no es exhaustiva.
Se exhiben también dos obras realizadas con última tecnología NFT. Son las primeras que usted realiza en este formato…
Sí. Son como una especie de videos elaborados con base en mis pinturas. Se les puso movimiento y sonido, se hizo una animación como si cobraran vida las figuras de mis obras. Es un sistema en que se les da movimiento a mis pinturas estáticas. Es la primera vez en toda mi carrera, que ya es un poco larga, que hago este tipo de trabajo, así que para mí es muy importante que hayan decidido exhibirlas. He recibido un buen respaldo de personas sensibles como artistas y directores de museos, lo que me llena de satisfacción. No es que sea un experimento, sino que es algo nuevo en mi carrera.
¿Significa esto que veremos más NFT en su obra?
Estoy seguro de que sí. Mis planes son hacer una exhibición individual solamente con ellos. Me gustaría que fuera pronto y tuviera lugar en Bogotá.
¿Cómo asimila el paso del tiempo desde esa infancia en Barranquilla, donde tenía que ponerse pantalón formal para ir al colegio, hasta estas creaciones de última tecnología?
Ha sido un proceso natural. Las transformaciones de las épocas me han llevado a hacer también transformaciones personales. Yo he podido estar en cada tiempo adecuadamente; es decir, no he sido un artista extemporáneo, como algunos que están en una época anterior y no en el presente. Yo siempre he tratado de vivir el presente con base en las enseñanzas del pasado.
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Mi obra tiene sentido del humor, pero es un humor intelectual. Me fastidia decirlo, pero es así.
Pasemos del tiempo al espacio. ¿Cómo es su relación con Europa, en general, y con España, en particular?
Mi relación con Europa ha sido sobre todo con Italia y Francia. En Italia estudié historia del arte, y Francia no es de mis cariños especiales, pero sí ha sido a través del tiempo un punto de encuentro especialmente con artistas que yo he apreciado mucho, como es el caso de Luis Caballero, que vivía en París. Allí también estaban Darío Morales, Antonio Barrera y otros colombianos con los que estaba en contacto. París es una metrópolis que ofrece una vida intelectual de todo mi interés. Aunque mi verdadero interés ha sido Nueva York, que es la ciudad que considero más del presente y más adelantada al presente, llena todas mis expectativas y tengo un gran afecto por ella. Mis relaciones con España han sido a través de Arco de Madrid. Esta es la tercera vez que participo. La primera fue en 1983, en la segunda edición. Las distintas galerías con las que trabajo y he trabajado han tenido la gentileza de invitarme a participar en la feria. Actualmente estoy en tres estands: en el de mi galería de Nueva York, que se llama Henrique Faria; en el de Fernando Pradilla en Madrid y en el de la revista ArtNexus, que hace el lanzamiento de una nueva obra gráfica mía, una serigrafía que ellos produjeron. También están mis dos NFT: en la galería de Fernando Pradilla y en la exposición antológica del Centro Cultural Gabriel García Márquez de la embajada.
¿Cómo conjuga el humor en su creación?
Mi obra tiene sentido del humor, pero es un humor intelectual. Me fastidia decirlo, pero es así. No es un sentido del humor que podría confundirse con un chiste, sino algo muy elaborado intelectualmente. Es un sentido del humor como para iniciados porque manejo mucho el asunto de la historia del arte, la teoría del arte… En fin, los elementos y situaciones que se han utilizado tradicionalmente, pero desde un punto de vista personal, en el que yo recreo la historia del arte, invento una teoría en una serie de aspectos que no tienen que ver con lo tradicional. Para poder disfrutar de ese sentido del humor hay que tener un poquito de relación con la historia del arte y la teoría del arte convencional. Al mismo tiempo, mi obra no es un ladrillo, no es pesada. Mi interés es que todo el mundo –los estudiantes, los que no son especialistas, etc.– puedan disfrutar de mis propuestas, que sobre todo están basadas en la fantasía. Muchas de las cosas que yo planteo son inventadas; no es que hayan ocurrido realmente. Es más bien una historia del arte como yo hubiera querido que ocurriera y no como ocurrió.
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De su obra se dice que tiene influencia pop, del surrealismo, de artistas como Marcel Duchamp… ¿Cómo define su arte? ¿O no le gusta hacerlo?
No me gusta mucho definirlo porque mi obra es muy polifacética, tiene muchas aristas intelectuales de las cuales se pueden hacer análisis, pero con mucha frecuencia la relacionan con el pop. No me agrada que la relacionen con él porque lo único que los conecta es la iconografía de los cómics. No hago un planteamiento pop. Ese fue un movimiento de mediados del siglo pasado y ya cumplió su función. Aunque me parece extraordinario, no tendría sentido repetirlo cincuenta años después. Uso, como aquel, las tiras cómicas, pero con un sentido distinto. Como mi obra tiene textos, es un pretexto para poder hacer crítica de arte y curaduría en un tiempo en que la crítica del arte dejó de funcionar como se entendía en el siglo XX. Ya no existen críticos que dictaminen que una obra es buena o mala. Ahora se puede hacer crítica de arte desde la curaduría al escoger ciertas obras, ciertas tendencias, y no porque un crítico escriba algo determinado sobre un artista o un movimiento artístico. Lo que yo hago es aprovechar que el cómic tiene textos para poner a los superhéroes a opinar sobre el arte y sobre los artistas. De esa manera me lavo las manos y aparentemente no soy yo quien está diciendo qué es bueno o malo, sino lo hacen Superman o Batman. Es un sofisma de distracción a propósito para poder dar mis opiniones sobre el arte.
Cambiando de tema, ¿cómo ve el panorama artístico actual en Colombia?
Creo que hay mucho talento, creo que hay artistas muy respetables. Especialmente los de mediana edad. Me interesan artistas como Doris Salcedo, Alberto Baraya, Óscar Muñoz y muchos otros. Son artistas de mediana edad y de trayectoria bastante respetada. Son la respuesta a la generación excelente que hubo en el arte colombiano de los sesentas y setentas. Hay jóvenes también muy valiosos, pero no opino sobre ellos porque creo que el que da la última palabra sobre el arte de los jóvenes es la posteridad.
JUANITA SAMPER OSPINA
Corresponsal EL TIEMPO
Madrid@SamperJuana
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