En un intento de superar la crisis de los 40, la expareja formada por Hugo Silva y Leonor Watling en la ficción comenzó su accidental aventura con la apertura de un restaurante que terminó siendo el favorito de la mafia rusa. Seis meses después de esos hechos, ambos forman parte de la organización.
Ese es el punto con el que arranca la segunda y última temporada de Nasdrovia, una serie original de Movistar Plus+, producida en colaboración con Globomedia (The Mediapro Studio). Dirigidos por Marc Vigil, los seis nuevos episodios llegan hoy como un cóctel explosivo repleto de humor negro y escenas hilarantes que, en esta ocasión, conviven con una trama más oscura.
Una mundo muy «duro y peligroso» al que ha tenido que adaptarse «por supervivencia» Julián, el personaje al que vuelve a dar vida Hugo Silva, un intérprete que pasó a ocupar hace años las carpetas de las adolescentes de todo el país, cuando se catapultó a lo más alto gracias a su más que deseado Lucas, en Los hombres de Paco, y quien ahora puede seguir presumiendo de que el trabajo no le falta.
¿Qué ofrecen los nuevos capítulos?
A diferencia de la primera, el personaje de Leonor y el mío ya están metidos en la organización. En el primer capítulo vamos a ver cuál es la situación, en qué mundo se han metido. Ya no es tan gracioso como en la primera temporada. Cada uno va a crear una estrategia acorde con su personalidad para poder sobrevivir y escapar de la organización. Esta diferencia va a crear un conflicto entre los dos personajes, pero el problema también va a dar pie a una comedia del mismo estilo de la primera, aunque todavía va a llegar más lejos.
Tu personaje, Julián, toma un rol mucho más conformista y parece que ya no busca ir más allá, que era la premisa de la primera entrega.
La situación es mucho más límite. Mi personaje, que yo definiría como un tipo pasivo-agresivo, con un nivel de conciencia bastante bajo, lo que hace es oscurecerse muchísimo. Es por supervivencia, el ecosistema en el que se mueve es muy duro y peligroso. Esto vamos a verlo en todos los personajes, incluso en los secundarios, con un arco en todos y cada uno de ellos. Es un viaje muy interesante y, sobre todo, muy acorde con la primera temporada.
A veces, con sobrevivir ya vale. Ese es el lema de esta temporada. ¿Es esta idea un paralelismo con lo que nos sucede ahora?
Esto es lo bueno de la ficción. Cuando un guion es coherente y tiene puntos de vista muy honestos, se puede aplicar a cualquier momento de la vida. Por eso contamos historias, porque ves una película, y aunque sea ciencia ficción, si está bien sustentada, las cosas pasan por lo que tienen que pasar y los conflictos son interesantes, siempre puede dar un punto de vista de cómo funcionamos los seres humanos ante un problema.
Nasdrovia es una serie muy divertida, pero sí hay momentos en los que también vamos a ver la pandemia, que es un elemento base en nuestra historia dentro de la serie.
Desde luego, la serie adquiere un tono más oscuro, pero no abandona el humor en ningún momento…
Estoy muy orgulloso de haber participado en esta serie porque, aparte de que me encanta y me parece un humor muy elegante y distinto, en sí misma es un poco experimental. Es la primera serie en España que funciona de esta manera, que tiene estos elementos.
Estoy contentísimo, sobre todo por el equipo de creadores, porque se lo merecen. Han sido muy valientes y muy libres creando esta serie y estos personajes.
Esa libertad de la que hablas se deja ver también porque la serie abandona las cuatro paredes del Nasdrovia y se atreve a salir incluso fuera de España.
Nos fuimos a Bulgaria. Realmente la trama sucede en Moscú, pero estaba un poco complicado… Bueno, ahora sería imposible. Pero en ese momento estábamos con unas restricciones bastante fuertes.
Ninguno de nosotros había viajado en avión desde que empezó la pandemia. Fue fantástico encontrarse, encima haciendo un viaje y yendo a Bulgaria, que en ciertas cosas, tiene bastante exotismo. Yo nunca había estado y el equipo de apoyo de allí era fantástico, muy profesional. Además, tiene mucha influencia soviética, todo lo que son los barrios de fuera… Todo eso nos servía muchísimo y nos creó una atmósfera muy potente, justo lo que quería Marc.
Una atmósfera soviética… eso es algo muy actual. Desde la primera temporada, la serie ofrece un retrato distinto a esa imagen dura que se tiene de los rusos, con sus problemas del día a día. ¿Te imaginas al propio Putin intentando lidiar con ellos mientras eleva la tensión mundial?
Bueno, al final todos somos seres humanos. Seguramente Putin, aunque no lo deje ver, por supuesto, tendrá sus momentos caseros. Por ejemplo, ese momento en el que está con su jefe de espionaje, apretándole y metiéndole caña, que el pobre está tragando saliva… Yo lo ví y pensé: ‘Pero si parece una secuencia de Boris (el capo de la mafia rusa en la ficción)’.
Creo que también Nasdrovia es eso. Ver que nuestra mafia, nuestra Tambovskaya, también tiene esos momentos. De repente, tienen una terapia de grupo, hay otro personaje, Sergei, que tiene que conciliar el tema de su hija y el colegio con su trabajo… Esto también forma parte del código de Nasdrovia.
Hugo Silva ha sido para muchos y durante varios años sinónimo de ese Lucas de Los hombres de Paco, pero lo cierto es que el trabajo no ha faltado en tu carrera. ¿Qué hay de los próximos proyectos?
Este año tengo por estrenar una comedia que llegará este verano, una película basada en el éxito argentino Un novio para mi mujer. También tengo por estrenar una serie, coproducción de la BBC y TVE, que se llama Crossfire. Y tengo otro proyecto por estrenar en Netflix internacional, que aún no se puede decir.
Lo que pasa un poco en este trabajo, como ocurrió hace dos semanas, es que me cambió un poco el panorama y me voy el domingo a rodar una película, que aún tampoco se puede decir. Y luego tengo dos temporadas seguidas de distintas series. La verdad es que estoy muy contento, pero este verano no sé si voy a ver la playa mucho.