Francisco ha escuchado y dialogado con jóvenes universitarios de las Américas por más de una hora sobre migración y cómo construir puentes entre Norte-Sur.
El Papa Francisco conversó durante una hora con jóvenes universitarios de las Américas sobre el fenómeno de la migración y cómo construir puentes entre Norte-Sur.
El diálogo en modalidad virtual se realizó en el contexto del camino sinodal y tuvo lugar en la tarde del 24 de febrero. Los jóvenes y el Papa rezaron juntos también por las víctimas y los que sufren en Ucrania.
A la violencia hay que responder con la «no violencia activa”, explicó el Papa al responder a una estudiante brasileña que describió la «violencia dura y salvaje» histórica y presente en su país.
«Este es el mayor reto que esperan de vosotros, la denuncia de la violencia”, expresó frente a los estudiantes y las casi 1.000 personas que siguieron el evento en vivo.
«La violencia destruye, la violencia no construye, y lo vemos en las dictaduras militares y no militares a lo largo de la historia. Necesitamos la profecía de la no violencia, es mucho más fácil dar una bofetada cuando se recibe, en lugar de poner la otra mejilla», añadió.
El Papa ha recordado el ejemplo de Gandhi. «La bondad -añade el Papa- es una de las cosas más bellas del ser humano, nace de la ternura. El Papa Francisco también advierte contra el «juego de la hipocresía”. Por ello, dijo que «envenena tu vida. La sinceridad cuesta y te hace avanzar en la conversión a la armonía con el mundo”.
Asimismo, instó a que se promuevan «proyectos que logren que la gente no tenga que migrar sino que permanezca en un diálogo con la naturaleza, en ese vivir bien que dicen las lenguas aborígenes, que es la armonía entre la persona y la naturaleza».
«Vivir bien, que no es la dolce vita o pasarla bien”, insistió. Mejor, dijo, se trata de “vivir en armonía”. Y “por el camino de la no violencia se llega a la verdadera sinceridad«, sostuvo.
Este encuentro sinodal fue promovido por la Universidad Loyola de Chicago y la Pontificia Comisión para América Latina (CAL). Francisco les animó a ser constructores de puentes y no de muros, especialmente para aliviar el dolor y la desesperación de los migrantes y refugiados.
Antes del discurso del Papa, los jóvenes escucharon los saludos del cardenal de Chicago, Blaise Cupich, y de la Secretaria de la CAL, Emilce Cuda. «Construir puentes es una parte integral de la identidad cristiana. Cristo viene a construir puentes entre el Padre y nosotros. Un cristiano que no sabe construir puentes ha olvidado su bautismo», dijo Francisco.
El Papa desde el salón de la Casa de Santa Marta conversó con varios chicos y chicas universitarios de diferentes lugares – estadounidenses, argentinos, canadienses – algunos son migrantes.
Salvaguardar la casa común
Francisco recordó: ”El Señor siempre perdona, nosotros perdonamos a veces, la naturaleza no perdona nunca”. De esta manera, subrayó la necesaria armonía entre desarrollo sostenible y respeto de la creación.
En el encuentro se citaron cifras importantes: 20 millones de personas al año huyen de su patria debido al cambio climático; se calcula que en 2060, 1.400 millones de personas serán refugiados climáticos.
Una joven migrante denunció los malos tratos para ella y su familia en el nuevos país: «No somos violadores, asesinos, drogadictos… Somos soñadores trabajadores que ofrecemos a este país lo mejor de nosotros mismos».
A lo que el Papa respondió: ”Estamos viendo cómo la gente abandona su tierra por problemas políticos, guerras, problemas económicos, problemas culturales. El principio es muy claro: el inmigrante debe ser acogido, debe ser acompañado, debe ser promovido, debe ser integrado”.
Acogida
El Papa hizo hincapié en que los países deben decir «honestamente» cuántas personas pueden acoger, para que otros países puedan intervenir. De este modo, se desencadena la «fraternidad» necesaria para este mundo dividido.
El Pontífice dice que es bueno insistir en el tema, porque concierne a todos, dado que muchos son «hijos de emigrantes». «Yo mismo», recuerda, «soy hijo de emigrantes», miembro de una familia que dejó el Piamonte cuando «mi padre era un joven contable de 22 años».
El propio Estados Unidos es «un país de migrantes: irlandeses, italianos…» y «mi país, Argentina, es también un cóctel de migrantes”, afirmó.
El tema, por tanto, nos interpela a cada uno de nosotros, especialmente a los universitarios que, subraya, deben afrontar, estudiar y hacerse cargo del problema a través de los tres lenguajes «de la cabeza, el corazón y las manos«, no cayendo en el riesgo de volverse «fríos, sin corazón”.
Para Cuda, secretaria de la PCAL, los estudiantes universitarios «saldrán de las aulas universitarias motivados para construir puentes» y aseguró que el organismo del que es secretaria junto al mexicano Rodrigo Guerra «aspira a ser un puente de comunicacion, no solo entre la Curia y las iglesias particulares, sino también entre todas las Américas».
«La migración es la gran tragedia del siglo XXI que nos duele a todos. La indiferencia ante el desempleo estructural que obliga a migrar es un acto de desamor, es pecado, es lo contrario de la felicidad y de la vida digna», expresó Cuda al abrir el evento.
Hombre y mujer
En este contexto, consultada por la agencia AICA sobre los alcances del reciente nombramiento a secretaria de la CAL, Cuda explicó que “es algo que he conversado con el presidente de la Pontificia Comisión para América Latina, el cardenal Marc Ouellet y también con mi compañero secretario Rodrigo Guerra, esta posibilidad de que la CAL pueda ampliar un poco sus vías de comunicación -que por supuesto siempre es entre la Curia Romana y las iglesias particulares de América Latina-, pero […]también poder llegar a poner en diálogo a estos jóvenes católicos que son los estudiantes norteamericanos, canadienses, brasileños, mexicanos, argentinos”.
“Creo que el Papa, pienso, hizo esta modificación, de elevarme al cargo de secretaria junto con Rodrigo Guerra para que quede un poco más claro ese gesto de designación conjunta: varón-mujer que quiso dar como nuevo rostro de la CAL”.