Fiel a su hábito de llamar la atención del público con comentarios inusitados, el ex presidente norteamericano Donald Trump causó una conmoción el pasado martes, cuando tuvo elogios para el mandatario ruso, Vladimir Putin.
Trump dijo que la decisión de Putin de reconocer la independencia de dos regiones separatistas del este de Ucrania era una idea “genial”.
¿Putin como pacificador?
El ex inquilino de la Casa Blanca, que ha dejado entrever sus intenciones de volver a la presidencia en las elecciones de 2024, alabó la maniobra de Putin en un programa de radio derechista. Aseguró que el líder ruso iba a “entrar como pacificador” en Ucrania, y agregó, en tono de broma, que un contingente militar como el desplegado por el Kremlin en la crisis de la ex república soviética debería enviarse a la frontera sur de Estados Unidos para controlar la inmigración ilegal.
Trump utilizó la crisis en Ucrania para poner una vez más sobre el tapete el tema de la inmigración indocumentada que proviene de América Latina, uno de sus caballos de batalla cuando era presidente y a la que culpa de males en Estados Unidos que en realidad son producto del modus operandi del sistema económico imperante. Pero Trump sabía que esa mención a los inmigrantes le iba a ganar puntos con los conservadores, que han achacado al gobierno del demócrata Joe Biden una presunta debilidad frente a la llegada de inmigrantes sin papeles.
Trump culpó a Biden del agravamiento de la crisis ucraniana, dijo que “no había ninguna razón para llegar a este punto” y aseguró que si él hubiera estado en la Casa Blanca, nunca habría ocurrido la situación actual. Trump, que ha expresado que mantenía una buena comunicación con Putin, afirmó que cuando era presidente sabía que el mandatario ruso tenía a Ucrania en la mirilla, pero que le repetía que no podía invadir la república.
Aunque todavía no ha declarado oficialmente su intención de aspirar a un segundo mandato, las palabras de Trump dan la impresión de que ya está haciendo campaña.
División en el Partido Republicano
En un momento de crisis, mientras las tropas rusas entran en Ucrania, la actitud de Trump hacia Putin puede ahondar las fisuras en el Partido Republicano, una agrupación política dividida entre los que continúan siendo leales seguidores del ex presidente y los que tratan de guiarse por los principios del partido y no por la fidelidad a un líder que aún cuenta con un cuantioso respaldo entre los votantes. Si se imponen los primeros, el Partido Republicano podría perder la brújula y convertirse en un mero aparato de propaganda del posible intento de Trump de regresar a la Casa Blanca.
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