Javier Silva se presentó en el Abierto de Zapopan con un objetivo de darle difusión al tenis para personas con discapacidad visual, incluso pide el apoyo de las autoridades deportivas locales y nacionales para que más individuos se acerquen a la práctica de esta actividad.
“Lo que realmente estamos haciendo es que sea un deporte de inclusión, destacar ante el mundo que en México podemos hacer las cosas de manera inclusiva en el deporte blanco”, comentó Silva previo a su partido de exhibición con la tenista eslovaca Karolína Schmiedlová.
Para Silva el primer paso es que los niños se acerquen al tenis, “que empiecen desde pequeños en un deporte que es nuevo, hay que retar lo establecido, romper los esquemas con el tenis para ciegos”, dijo acompañado de su perro guía Camila.
Él tiene la voluntad, pero faltan espacios para la práctica por ello fue contundente y le mandó un mensaje a Ana Gabriela Guevara, directora de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade), “te hago un llamado para poder abrir la puerta, que me des una cita y hablemos de esto, ojalá puedas tener esa sensibilidad para poder apoyar a la práctica del tenis para ciegos”.
Javier perdió la vista en 2006 a los 35 años de edad, la razón fue un virus que entró a su cerebro, reconoce que este cambio le fue difícil, pero hoy entiende que era una lección de crecimiento, “la vida me tenía unos ojos en el corazón, la discapacidad ha sido una gran maestra que me ha permitido desafiarme todos los días”.
Y justo ese desafío es parte de su objetivo como promotor del deporte blanco para personas con discapacidad visual, no sólo en Jalisco, también a nivel nacional. Incluso Javier precisó que previo a la pandemia por Covid-19 iban a ser invitados a partidos de exhibición en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020, pero las restricciones lo impidieron, aunque no se desanima porque estar en eventos internacionales como el Abierto de Zapopan son un parteaguas para su carrera.
“Quiero ser un embajador, abrir las puertas en las escuelas, campos deportivos. Hacerlo un deporte exhibición, para después participar en las olimpiadas nacionales”, afirmó mientras mostraba sostenía la pelota, único elemento que se adapta para entrar a la cancha dura.
“Nosotros jugamos a máximo tres botes, se debe jugar en cancha cerrada, las medidas son (aproximadamente) 13 metros de ancho por 16 de largo, la cancha se marca igual a la del tenis, bajo las mismas reglas, las líneas tienen una cinta o un cable para que uno sienta con los pies los bordes de la cancha”, explicó.
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La adaptación de la pelota consiste en un material más suave (esponjoso), un tamaño más grande y con una especie de cascabel que emite el ruido para que les ayude a ubicar la dirección de la misma. Para conseguirlas Silva tiene que pedirla en China a través de la fundación Miradas de Esperanza y su costo oscila en 350 pesos por bola.
Javier Silva siempre es acompañado por Camila, quien se convirtió en “sus ojos”, esta perrita de raza labrador retriever inglés tiene cinco años de edad –tres y medio de servicio- y destaca que es una de los cinco canes guías que hay en todo Jalisco.
El siguiente paso de esta relación entre Camila y Javier es que la pequeña de cuatro patas sea parte de su equipo y le pase las pelotas durante el entrenamiento. “Los limites cada quien los tiene en su cabeza y en nosotros la palabra no existe, queremos llegar muy lejos”, concluyo el impulsor del tenis para ciegos en México.