El Ministerio de Economía de Rusia consideró permitir la minería de Bitcoin (BTC) en regiones de ese país donde haya un excedente de energía eléctrica constante, como muestra de la aceptación del gobierno de Vladímir Putin a la actividad que mantiene asegurado el protocolo de la criptomoneda original.
En declaraciones al medio local Izvestia, voceros del Ministerio indicaron que esas medidas propuestas ayudarán, según dicen, a detener «la minería en la sombra» y, al mismo tiempo, introducir al ecosistema de criptomonedas en el campo legal del país euroasiático, aunque eso limite la producción de monedas digitales.
Según la información de prensa, la propuesta regulatoria recibió el apoyo del Ministerio de Energía, pero, a su vez, halló el rechazo por parte del Banco Central de Rusia, que hace unos días se pronunció en contra de Bitcoin.
Sumado a la propuesta de minar en regiones con energía de sobra, lanzaron la iniciativa de introducir tarifas comerciales reducidas para el consumo de electricidad por esta actividad.
Según el Ministerio, la minería «debe reconocerse como una actividad comercial» y, por tanto, «se deben introducir impuestos sobre el hecho de convertir las criptomonedas en rublos, siguiendo el ejemplo de Japón y Alemania».
Aun así, defienden que el gobierno debe ofrecer «precios aceptables» para los mineros de Bitcoin, ya que eso «eliminaría los riesgos de suministro de energía insuficiente a viviendas, instalaciones sociales e industrias en otros territorios».
Para conseguir eso, el Ministerio propone tarifas bajas para conectar las granjas de minería y otros centros de procesamiento de datos a fuentes de energía. Buscan que los precios no dependan del lugar de producción, «incluso si se ubica en instalaciones de generación».
De esa forma, tanto la conexión de los dispositivos mineros a la electricidad, como el costo de los kilovatios por hora (KW/h) resultarán económicos, según el Ministerio ruso de Economía.
Se quiere además introducir un costo para el uso de electricidad para mineros particulares. Si bien no ha sido determinado, explican que deben cubrir completamente las necesidades de un hogar.
«Si los consumidores comienzan a minar, sus gastos aumentarán. Esto se convertirá en un indicador para el establecimiento de una mayor tarifa, en cuanto a las industrias», dijo el vocero del Ministerio al periódico local.
Banco Central de nuevo a la defensiva
Izvestia conversó con representantes del ente monetario de Rusia para conocer sus impresiones sobre las propuestas del Ministerio de Economía. Para la institución, es negativo porque si se crea una «demanda improductiva» de electricidad, «la minería limitará la producción en el país y pondrá en peligro el suministro de instalaciones residenciales y empresas».
“Tales actividades no traerán beneficios a la economía. Además, la minería de criptomonedas es contraria a los objetivos de lograr la neutralidad de carbono. La competitividad de la minería en Rusia no está asociada al desarrollo de tecnologías avanzadas, sino a la electricidad barata, mientras que el software y el hardware son importados”.
Banco Central de Rusia.
Las palabras de la institución se suman a lo expresado por ellos el 20 de enero pasado, cuando, en un informe, propusieron ilegalizar la minería de Bitcoin y otras criptomonedas, alegando que esos activos plantean supuestas amenazas para el «bienestar de los ciudadanos rusos» y la estabilidad del sistema financiero de ese país.
La volatilidad y su uso en operaciones delictivas (que suele hacerse principalmente con dinero fíat) son parte de las presuntas amenazas que el Banco ve en Bitcoin y el resto del ecosistema. Esta institución calificó a las criptomonedas como una «burbuja financiera» y como un mercado determinado por una «demanda especulativa», tal como lo reportó CriptoNoticias.
Poco después, el Banco Central de Hungría convalidó esas declaraciones, según fue reportado en este medio. Citaron las mismas razones que su par ruso, pero extrapolando la petición de prohibición en todo el territorio de la Unión Europea.
De nada sirvió
Lo cierto es que la petición del Banco ruso no sirvió de nada, pues días después, el propio presidente Vladímir Putin se mostró abierto a la minería de Bitcoin, cargando contra esa institución.
«El Banco Central no se interpone en nuestro camino de progreso técnico y está haciendo los esfuerzos necesarios para introducir las últimas tecnologías en esta área de actividad», dijo Putin, según reseñó CriptoNoticias.
Eso echó por tierra las propuestas y recomendaciones del centralizado banco ruso. En ese momento, Putin pidió a los ministros que continuaran con la discusión sobre ese tema y llegaran a una decisión unánime.
Así fue. El 9 de febrero este periódico reportó que Rusia ya estaba preparando un proyecto de ley sobre la circulación de criptomonedas, que implicaba un cambio radical para el uso de estos activos, que serían legalizados y regulados.
Si bien el plan, al parecer, no muestra algún cambio en lo que concierne a la minería de Bitcoin, sí se planea darles reconocimiento explícito a las criptomonedas como monedas y no activos financieros, por lo que tendrán que regirse por las legislaciones de ese país que aplican directamente al dinero fíat.
Se estima que este 18 de febrero salga la legislación y, con ella, se determine el nuevo rumbo que tomará el ecosistema de Bitcoin en ese país, donde casi el 12% de su población ya es usuaria de criptomonedas.
Rusia, el nuevo destino minero
Lo que propone el Ministerio de Economía, sumado a lo dicho por Putin, hace que ese país, cuyos controles son absolutos, se convierta poco a poco en un nuevo destino para los mineros de Bitcoin.
Es sabido que, a partir de la crisis política en Kazajistán, ese país de Asia Central, que en otrora conservaba el 18% del hashrate de Bitcoin mundial, se fue volviendo hostil contra la actividad, a través de regulaciones, cortes e impuestos tarifarios que complicaron el desarrollo de la industria.
Así, los productores de bitcoins que partieron de China desde mediados del año pasado, cuando ese país avanzó férreamente contra los mineros, cada vez descentralizan más la actividad, moviéndose hacia otras fronteras y ubicando un lugar en donde puedan dedicarse de lleno a la extracción de criptomonedas.