Sophie Lacombe tenía veinticinco años cuando decidió emprender un viaje. Dejó su Francia natal para recorrer Asia como mochilera. En el medio de su travesía, conoció a un argentino que la cautivó. Seis meses después se mudó a Argentina. “Fue una historia de amor a primera vista. La idea era quedarme seis meses y me quedé cinco años. Me enamoré del país”, relata.
“Empezar con poco es clave. No hace falta tener todo resuelto. Cuando vendés, aprendés mucho de los clientes: lo que les gusta de tu producto, lo que no” – Sophie Lacombe
Sophie estudió Negocios y Marketing, pero su pasión siempre estuvo en la alta joyería. Hizo una diplomatura en el Gemmological Institute of America, donde aprendió todo lo referente al oficio. Mientras estudiaba, trabajó en Chanel, pero fue en Van Cleef & Arpels, la empresa francesa de joyería de lujo, donde eligió su destino. “Entré porque me apasiona lo que hacen. Pero estaba súper frustrada, porque al final mi trabajo no era en relación a la joyería en sí. Por eso, decidí irme y buscar otra cosa”, recuerda.
“Soñaba con lanzar mi marca, pero no tenía nada de presupuesto, ni contactos y pensaba que era imposible. Cuando llegué a Argentina, me di cuenta de que sí se podía, porque son un país de emprendedores. Esa fue mi oportunidad”, asegura la joyera francesa. Sin ningún contacto en el rubro, primero decidió traer piezas francesas, que vendía por Instagram con otra marca. Así, fue aprendiendo del mercado y de su clientela.
Entre los mensajes privados, un día la contactó un joyero al que le gustaba lo que hacía y le propuso hacer sus propias piezas. “Cuando te animás, el mundo te ayuda. Estuve buscando más de año y medio hasta que me contactó esta persona y fue la primera colaboración. Ahí pude lanzar mi marca”, explica.
“Cuando emprendés es importante no quedarte en la traba. Es mejor resolver otras cosas y, en algún momento vas a encontrar la respuesta a tu tema de otra forma” – Sophie Lacombe
En 2018 nació Nue Joaillerie. Nue –por Nude– busca traducir la forma y pureza del cuerpo con atrevidos diseños que juegan con la proporción y el equilibrio. El estilo es chic informal “à la française”, juega con los códigos de la joyería clásica y crea un universo sofisticado y sutil. “Ustedes miran mucho lo que se hace afuera. En Argentina no había propuestas así. Creo que el éxito de la marca viene de que fui una de las primeras en esa época en mostrar ese tipo de producto dentro de ese rango de calidad y precio”, cuenta. Las joyas se venden a pedido, a través de su tienda online. La oficina en Palermo sirve para lograr un trato más personalizado, así como medir y probar las piezas únicas, antes de encargarlas.
Al comenzar en el rubro en Argentina, Sophie descubrió la posibilidad de trabajar con oro y plata reciclados. “Yo reciclo todo, compro en segunda mano, y quería vincularlo también a Nue, porque producimos localmente. El mercado me dio esa oportunidad y me pareció buenísimo. No solo trabajamos con piezas antiguas, sino residuos de fabricación. Recuperamos el excedente de material de los talleres”, describe.
“Para mi es importante no mirar tanto las tendencias. Compararse no está bueno, hay que estar enfocado en lo uno hace bien para no perder tiempo en otros” – Sophie Lacombe
Con la pandemia, Sophie volvió a Montpellier, pero dejó asentado su negocio en Argentina. Hoy lo maneja a la distancia, con un equipo local, y está en vías de abrir la filial francesa. “En Argentina avanzás de a poco y podés probar estrategias. En Francia no funciona así. Cuando lanzás, tenés que tener todo resuelto. Eso me ha costado, porque me gusta la forma de trabajar en Argentina. Es hermoso, porque podés equivocarte y no pasa nada”, sostiene.