Considerado un referente moral de la izquierda, a los 87 años Cuauhtémoc Cárdenas, recuerda aquella frase del expresidente español Adolfo Suárez cuando pidió al electorado “quererme menos y votarme más”. Sus frases, recomendaciones y llamados al diálogo suenan a deseos que quedan suspendidos en el aire cuando se trata de aplicarlos al día a día de la política. Su vida es un resumen de las últimas décadas de México desde que en 1980 se convirtió en gobernador de Michoacán. Al finalizar su gestión en 1986 formó parte de la Corriente Democrática, una disidencia del PRI, y en 1988 fue candidato a las elecciones presidenciales por el Frente Democrático Nacional. En 1989 participó en la fundación del PRD, partido que presidió hasta 1993. De 1997 a 1999 fue jefe de Gobierno del Distrito Federal, el primero elegido por voto popular, y en 2014 renunció al PRD fundado por él poco después de los sucesos de Ayotzinapa. Actualmente, preside el Centro Lázaro Cárdenas y Amalia Solórzano, en cuya sede recibe a EL PAÍS, y pasa sus días entre la escritura y el repaso de la vida política del país de la que es un lúcido analista y del que da cuenta su libro Por una democracia progresista, debatir el presente para un mejor futuro (Debate), de reciente aparición.
Pregunta. La primera cita del libro es una de su padre durante un discurso de 1938. ¿Sigue presente en su vida no ha encontrado nadie mejor que él en tantos años?
Respuesta. Para mí sigue siendo una referencia en todos sentidos. Fue una vida muy congruente entre lo que dijo y lo que hizo. Quiero coincidir con los planteamientos que hizo en vida aunque entendiendo que todo hay que actualizarlo y que nada se repite mecánicamente.
P. Su libro más reciente se titula Por una democracia progresista. Uno pensaría que la democracia no necesita apellidos.
R. Lo que pasa es que la democracia se hace y se subdivide. Hay quien piensa en una democracia electoral y evidentemente tiene que haber procesos electorales limpios, pero también lo es lograr la igualdad social para que haya las mismas oportunidades. Como se logra que todo el mundo pueda tener acceso a una educación de calidad, a la salud, etcétera. La democracia tiene una deriva electoral pero también social y económica. Es por eso que incluyo la palabra progresista intentando abarcar muchas cosas más.
P. El libro es un repaso de la historia reciente para concluir sobre la necesidad del consenso y una mayor participación ciudadana en el país ¿Cómo se logra eso?
R. Yo creo que nadie tiene la verdad única. Hay conflictos entre contrarios que siempre van a seguir siendo contrarios, pero se trata de que para muchas cuestiones puedan conocerse las razones que tiene otra persona y otro grupo para tratar de conciliar intereses y se puedan destrabar. Sobre todo, cuando esto está atascando distintos asuntos.
P. ¿Cómo cuáles?
R. Actualmente, desde distintos campos son varios los que se han posicionado por una reforma fiscal. Yo sostengo que sí y hay quien piensa que no. Si sigue adelante es necesario un diálogo para saber que tipo de reforma habría que hacer y ponernos de acuerdo.
P. ¿Y vamos por el buen camino?
R. En este momento en el terreno político no hay diálogo. No hay diálogo entre quienes tendrían que hacerlo y habría que abrir las posibilidades de ver como superar el que la economía no esté atorada, sino que tengamos una economía de crecimiento. Tendríamos que dialogar para afrontar el tema de la violencia y erradicarla de una forma efectiva. El diálogo es necesario en muchos aspectos de la vida pública.
P. Por esta falta de diálogo ¿le ha decepcionado López Obrador?
R. No, yo simplemente creo que se tienen visiones distintas y responsabilidades distintas. Esto es lo que decide el Gobierno o lo que decide el presidente porque es su responsabilidad. Otros podemos pensar que se va bien o no. En el fondo, hay quien se expresa y da sus puntos de vista y quien se los guarda.
P. ¿Pero pide más diálogo?
R. No, yo no pido nada.
P. Hablando de diálogo ¿Qué piensa de la “pausa” en las relaciones con España?.
R. Si hay conductas indebidas deben sancionarse. Yo no sé si haya habido o no abusos pero, si los hubo, hay que aplicar la ley con todo rigor, trátese de empresas mexicanas o españolas. Yo no veo participación en estos temas del Gobierno español y no veo un atropello de un gobierno sobre el otro para dañar las relaciones diplomáticas
P. Volviendo a su libro, en él destaca los caracoles zapatistas y el municipio de Cherán en Michoacán como dos modelos de organización a seguir. ¿Qué podemos aprender de ellos?
R. En el caso de Cherán, se trata de un municipio pequeño con un alto grado de homogeneidad social y étnica que nos está mostrando como se han organizado para manejar su gobierno y cuidar los bosques y el patrimonio natural colectivo. También han logrado erradicar la inseguridad en el municipio y este es una enseñanza a la que debiéramos dar seguimiento. Lo mismo pienso de los caracoles en Chiapas y como se han organizado a nivel comunitario. Se trata de una experiencia que tenemos que tomar en cuenta y ver qué enseñanzas positivas podemos extraer para otros ámbitos de la vida pública.
P. Hasta ahora han sido modelo ninguneados en la primera línea de la vida política y social.
R. No se ha cuidado y no se ha dado seguimiento a cómo han evolucionado y las ventajas que han representado para esas comunidades.
P. Hace usted referencia a la revolución de las mujeres. ¿Es esta la revolución en marcha más importante?
R. Representante a la mitad de la población y tiene un gran significado, pero yo incluiría también el cambio climático o la lucha por la igualdad social en México y en el mundo.
P. En el libro habla de las drogas, pero no se moja sobre su legalización.
R. Esa es una de las cosas que hay que debatir con información. Yo no tengo la información suficiente, no me he metido a estudiarla tampoco, pero me parece que es un tema al que tenemos que darle atención.
P. ¿Qué le parece el modelo de reforma energética propuesto?
R. Yo creo que se está llevando a cabo la transición energética, se quiera o no y hay que hacerla con los menos traumatismos posibles. En el caso de México debería darse con inversión fuerte para modernizar nuestras redes de transmisión y de distribución de energía eléctrica y sustituir el uso de combustibles en plantas generadoras. Debemos acelerar la modernización de nuestras propias plantas hidroeléctricas y abrir una discusión amplia para dar más atención a la energía nuclear o la industria petroquímica o debatir como sirve para el desarrollo regional… etcétera. Todo esto es parte de la transición energética que tenemos que llevar a cabo y no se trata solo de sustituir combustibles fósiles por sol, agua o aire… hay que verlo de manera muy integral.
P. Las energías limpias no parece una prioridad en este Gobierno.
R. No hay hasta donde yo veo un plan ni un diseño de la propia transición energética. Hay que diseñar los tiempos para que dentro de un plazo hagamos esa transición.
P. ¿La violencia es el problema más grave de México?
R. Me parece que la inseguridad y la presencia de la delincuencia organizada o del narco es uno de los problemas más graves. Llevamos 20 años tratando de aplicar ciertas estrategias que no han dado resultado. Hay que abrir un estudio de reflexión para ver por donde se le puede llegar al crimen organizado para irlo desplazando. Y me parece que la presencia del Estado en el territorio nacional es fundamental. En cada porción del territorio debe haber presencia de proyectos productivos, de obras de infraestructura, de escuelas, de hospitales, actividades culturales…
P. El Gobierno sostiene que hace las cosas de otra manera y que la militarización va acompañada de programas sociales.
R. Requerimos de inversiones mayores y para esto lo que se ha dicho también es que hace falta una reforma fiscal y tributaria que nos dé más recursos para invertir en estar regiones.
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