El nombre de Eva Espejo estará escrito para siempre en los libros de historia de la Liga MX Femenil. Y no solo por ser la única entrenadora que ha logrado conquistar un título, con Rayadas de Monterrey, sino también por ser una referente en la lucha por el crecimiento del futbol femenil.
Desde los inicios de su carrera tuvo que enfrentar un enorme desafío: adentrarse en un mundo que injustamente es dominado por los hombres. Sin embargo, esto no fue un impedimento para ella, pues desde joven el atrevimiento y la determinación se convirtieron en herramientas fundamentales para construir su camino.
Su intromisión al futbol se dio gracias a una carta que escribió a Arturo Elías Ayub en el 2004, quien en ese entonces presidía el patronato de los Pumas, para pedirle una oportunidad de estar cerca del club y entender por qué el equipo funcionaba como lo hacía.
Para su sorpresa, el entonces directivo universitario respondió positivamente a su solicitud. Una vez dentro del club conoció a Guillermo Vázquez Mejía, quien le recomendó estudiar la carrera de director técnico. Por ello, Eva Espejo ingresó a la Escuela Nacional de Directores Técnicos, donde de inmediato sobresalió por ser la única alumna.
“Era la única mujer en un medio que quizás no era el mío”, confesó en una entrevista para Apuntes de Rabona en 2019.
Los retos continuaron, pero esta vez en la Bella Airosa. Cuando llegó a los Tuzos del Pachuca se incorporó al departamento de Desarrollo Humano, donde laboró por un tiempo antes de recibir el llamado que cambió su vida. Marco Garcés, exdirector deportivo de Pachuca, la invitó a dirigir el nuevo plantel femenil para la Copa MX 2017, certamen que conquistó tras golear a todos sus rivales (en fase de grupos 6-1 a Chivas, 6-2 a Morelia y 6-1 a Toluca; y en la final 9-1 a Tijuana).
Al frente de las Tuzas dirigió un total de 126 partidos, cosechando un récord de 76 victorias, 18 empates y 32 derrotas. Asimismo, clasificó cinco veces a la liguilla y guió al equipo a una final en el Apertura 2017, la cual terminó perdiendo contra Chivas. Este apenas fue el primer gran capítulo de su joven trayectoria.
Su gran desempeño la llevó a ser reconocida internacionalmente por la CONCACAF en 2017, cuando le otorgó el premio a la Mejor Entrenadora del Año.
Para el Clausura 2021 Eva mostró una novedosa faceta dentro de la entidad hidalguense. Se le designó como la nueva directora deportiva del equipo, un cargo inédito en la estructura del club y que era uno de los propósitos que la técnica mexicana perseguía desde tiempo atrás.
En los siguientes meses su trabajo se rigió por un eje rector: impactar en la evolución no solo del Club Pachuca, sino del futbol femenil de nuestro país. Participó en la campaña Abramos la cancha a los sueños desarrollada por la Liga MX Femenil, la cual buscó impulsar el empoderamiento de la mujer a través de la profesionalización del balompié femenil mexicano.
“Me veo en ese lugar (directora deportiva). Creando categorías, buscando talentos, haciendo que todo funcione y realmente dejando huella en la evolución del club y sobre todo en las mujeres”, mencionó en la misma entrevista para Apuntes de Rabona.
Su tiempo como directiva fue corto, más no por ello intrascendente. En junio de 2021 dejó su puesto en Pachuca para regresar a los banquillos, pero en esta ocasión sería en Monterrey, uno de los equipos con mayor prestigio de la Liga MX Femenil.
En su primer semestre dirigiendo a Rayadas, Eva Espejo logró lo que ninguna entrenadora había logrado: levantar el título de liga. Y para añadirle sabor a la hazaña, en contra del máximo ganador, acérrimo rival y, para muchos, el mejor equipo del país, Tigres.
Este momento de gloria consagró lo que por tantos años luchó. Si bien es cierto que en los deportes el éxito suele medirse por los triunfos y las victorias (cosa que consiguió), lo más importante para ella no fue eso, sino poder dar el ejemplo a millones de mujeres de que los sueños se hacen realidad.
Pese a su indudable capacidad, liderazgo y talento, a Eva no le gusta darse mucho crédito por lo que hacen sus jugadoras dentro de la cancha. Las reconoce cuando lo merecen y las corrige cuando cometen un error. Las abraza en los momentos llenos de júbilo y las consuela en los no tan gratos. Pero, sobre todo, las admira. Admira su talento, su valentía, su lucha, su coraje y su sacrificio.
Así, Eva Espejo se ha convertido en un verdadero referente del futbol femenil. Es evidente que su historia y su legado apenas comienzan. Queda un largo camino por recorrer plagado de nuevos retos, aunque parece que los más desafiantes los ha dejado atrás.
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