Antes de Donovan Carrillo fue Ricardo Olavarrieta. Sus esfuerzos, como los del tapatío que hoy brilla en Pekín 2022, fueron aislados, netamente personales: “Empezábamos de la nada. Era abrir una brecha que no existía en México”. Su denuedo rindió frutos: fue el primer mexicano en clasificar a los Juegos Olímpicos de Invierno en patinaje artístico. Y lo hizo en dos ocasiones: Calgary 1988 y Albertville 1992. Hoy es entrenador, comentarista, Máster en Negocios Internacionales y Bachelor en Asuntos Internacionales con estudios en México, Estados Unidos y Canadá; fue especialista técnico de la Unión Internacional de Patinaje (ISU) en los Juegos de PyeongChang 2018, y es una voz autorizada para hablar sobre la actualidad del patinaje artístico sobre hielo en México.
Para Ricardo hay un componente muy importante en la evolución de Donovan Carrillo: la solidaridad de la pequeña comunidad del patinaje artístico en México. “Durante los últimos cinco años empezó a verse un destello de brillantez hacia quien ahora nos representa. Muchas personas cerraron filas y contribuyeron durante todo este tiempo en muchos sentidos, no solo en el económico, sino en el material y hasta en el emocional. Hay muchas cosas que se le han facilitado”, explica Olavarrieta en entrevista con AS. “Ese apoyo que surge del corazón de las familias del patinaje mexicano hacia todos nuestros representantes es desconocido y es un buen momento para reconocerlo, pese a que sabemos que en un deporte de este estilo no hay dinero que alcance”, abundó.
No obstante, dichos esfuerzos obedecen a la condición minoritaria que posee el patinaje artístico como disciplina deportiva en México. Para el expatinador, la clave está en que la iniciativa privada, los patrocinadores, se sumen: “La Conade está a expensas del gobierno que cambia cada seis años. En ese lapso de tiempo es imposible construir algo. En las empresas es donde está el camino. Es ahí por donde debería llegar el desarrollo, no solo de mi deporte, sino de todos en este país”. El problema, observa Ricardo, es estructural; inicia en las entrañas mismas de un sistema educativo que adolece de una visión integral en torno al deporte como herramienta de bienestar social: “Desde que vas a la escuela tu clase de educación física debería ser un componente extra. En 2019 llevé a un grupo de patinadores a competir a Singapur: una niña sacó medalla de oro y un chico, plata. Sin embargo, los dos habían reprobado en educación física, porque no habían podido ir a sus clases por estar en el evento. Desde ahí te das cuenta que algo tiene que cambiar”.
Sobreviviente de cáncer
Pese a ser un doble atleta olímpico, el momento que Ricardo más atesora en su larga trayectoria ligada al patinaje artístico ocurrió fuera de la pista. En 2018, la ISU le otorgó la certificación para ejercer como especialista técnico durante las competencias de los JJOO de PyeongChang. “Es mi recuerdo más bonito, además de las dos veces que representar a mi país. Después de trabajar por 18 años para la ISU fui seleccionado para los Juegos Olímpicos. El patinaje me lo ha dado todo. No hay nada que no me haya retribuido con el trabajo que di durante tantos años. Una vez que has llegado te tienes que transformar en un mensajero. En el momento en el que cambia tu percepción, tu filosofía, es hora de hacer un desarrollo para el deporte conforme a tu capacidad”, comentó. Por supuesto, la gran victoria de Ricardo ha sido erradicar el cáncer: “Hace 11 años tuve linfoma de Hodgkin. Me aventé siete meses de quimioterapias. Subí 10 kilos durante ese tiempo, tenía un apetito horripilante. Fue hasta mi última sesión en la que tuve un malestar. La libré y eso fue gracias al deporte”.
Donovan, “una sorpresa muy grata”
Olavarrieta no es muy dado a emitir un juicio sobre los patinadores mexicanos porque prefiere privilegiar el esfuerzo que conllevó su camino hasta la competencia (“Soy muy cauteloso en ese sentido”). No obstante, tuvo palabras para evaluar la presentación de Donovan Carrillo en el programa corto de Pekín 2022 y su clasificación a la sesión libre: “Fue sorpresa muy grata para todo el mundo. Tuvo la capacidad de poder controlarse mentalmente en una noche en la que vimos que campeones olímpicos y mundiales fallaron; una noche en la que falló gente que tiene mucho más historia y posibilidades de entrenar este deporte a alto nivel. Esa capacidad es admirable”.