Pese a la urgencia climática y ecológica, la temática ambiental sigue siendo relativamente inaudible en la campaña presidencial en Francia, tras un mandato del liberal Emmanuel Macron que las oenegés consideran negativo.
El fin del año 2021 fue, sin embargo, el más cálido nunca registrado, según el servicio meteorológico Météo-France. El 30 de diciembre, a 2.800 metros de altura en los Pirineos franceses hacía casi 8 grados.
Semanas antes, las inundaciones golpearon el norte y el suroeste de Francia. Pero el calentamiento global no acaba de cuajar en el debate presidencial, centrado en el poder adquisitivo, la crisis sanitaria o el islam.
“La extrema derecha es dinámica y llega a imponer sus temas –inmigración, inseguridad– en detrimento del medio ambiente”, apunta Simon Persico, profesor en Sciences Po Grenoble.
En la extrema derecha, Marine Le Pen apoya la energía nuclear como fuente baja en carbono y Éric Zemmour quiere “preservar el paisaje”. La derechista Valérie Pécresse aboga por una “ecología de soluciones”. Todos sin insistir.
Estos tres candidatos, de corrientes donde la cuestión ambiental estuvo tradicionalmente menos presentes, son los mejores posicionados para ser el rival de Macron en el balotaje del 24 de abril, según los sondeos.
– Cortoplacismo –
Anne Bringault, de la oenegé francesa Réseau Action Climat (RAC), lamenta una campaña cortoplacista: El “ruido mediático” se centra “en polémicas, sin espacio para debatir sobre la evolución de los modelos de sociedad”.
“La mayoría de candidatos esquivan el tema porque saben que abordar estos problemas en este ámbito requiere cuestionar nuestros modos de vida”, abunda Arnaud Schwartz, al frente de France Nature Environnement (FNE).
En dificultad en los sondeos, los numerosos candidatos de izquierda son blanco de las críticas de sus rivales, quienes consideran que su visión sobre la ecología es ideológica y dogmática.
El presidenciable izquierdista Jean-Luc Mélenchon defiende una “planificación ecológica” y el ecologista Yannick Jadot promete una “República ecológica”. Ninguno pasaría al balotaje, según los sondeos.
La defensa del medio ambiente es “importante” para el 93% de los franceses. Dos tercios de estos afirman que las propuestas de los candidatos al respecto influirán en su voto, según un sondeo de octubre.
Pero “no se abordan estas cuestiones en el debate público”, apunta Claire Egnell, del colectivo “Por un despertar ecológico”, para quien la urgencia climática se aborda de “manera muy simplista”.
– “Demasiado lento” –
En 2019 y 2020, el gobierno francés organizó una “Convención Ciudadana por el Clima”, durante la cual 150 ciudadanos estudiaron 149 medidas para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Pero “se quedó en agua de borrajas”, lamenta Greenpeace. La ley Clima adoptada en julio de 2021 no retomó suficientemente estas propuestas o rebajó su alcance, subraya la oenegé ecologista.
La ley “no permitirá a Francia respetar la trayectoria de reducción de 40% de emisiones de gases de efecto invernadero para 2030”, apunta Greenpeace, que lo ve insuficiente para limitar a +1,5º el alza de temperaturas.
El gobierno saliente de Emmanuel Macron es “demasiado lento respecto a la urgencia”, afirma Laurent Morel, vicepresidente de Shift project, un centro de reflexión sobre cuestiones ambientales.
Clément Sénéchal, portavoz de Greenpeace, denuncia “una diferencia abismal entre los bellos discursos de Macron” y sus “acciones” y considera que Francia debería inspirarse en países como Portugal, España o Dinamarca.
En 2021, la justicia francesa, a petición de cuatro oenegés tras una campaña de recogida de firmas, declaró al Estado “responsable” del incumplimiento de sus compromisos y de los “daños ecológicos” resultantes.
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