Lo que comenzó como un sueño de niño, cada día que pasa, el lanzador Carlos Acosta Herrera sigue dando pasos agigantados para volverlo realidad.
El sábado pasado, Carlos Acosta fue firmado como prospecto de los Diablos Rojos de México y en marzo comenzará a trabajar en la prestigiada Academia Alfredo Harp Helú, en Oaxaca, para unirse a otro gran número de peloteros chihuahuenses que ya pulen su talento buscando un futuro dentro de la organización escarlata.
Carlos Acosta plasmó su firma la tarde del sábado ante la presencia de sus padres, Carlos Acosta y Renata Herrera, además del visor oficial de los Diablos en Chihuahua, Jorge Esparza, quien enfatizó la importancia de este acontecimiento al calificar la firma como una “firma de impacto”, al ser un jugador con potencial propio de un prospecto para las Grandes Ligas, que ya está bajo la lupa de los Diamantes de Arizona.
En recientes fechas, Carlos fue observado en unas visorias por un “scout” de los Diamantes de Arizona y su impresión fue tan buena que se creó un vínculo y el compromiso de darle seguimiento.
Nacido en San Luis Obispo, California, de padres chihuahuenses y criado en esta capital desde los dos años de edad, Carlos Acosta cumplirá 17 años el 11 de junio.
Carlos inició sus estudios en el centro preescolar “El Principito”, en Villas del Real; continuó en la primaria “Francisco Acosta Ochoa”, luego en la Secundaria Federal No. 11 y actualmente cursa el cuarto semestre en el Bachilleres plantel No. 4, siendo un alumno ejemplar y desde luego un reconocido representante como jugador de beisbol.
AGRADECIDO POR LA OPORTUNIDAD
“Primero que todo, gracias por la oportunidad. Este es un paso más para mí y un escalón para realizar mi sueño de jugar en las Grandes Ligas”, expresó Carlos en exclusiva para El Heraldo de Chihuahua.
El lanzador de 16 años mostró madurez y carácter al decir que haber elegido este deporte fue su mejor decisión y que los Diablos Rojos del México fueron su mejor opción para seguir avanzando. “Diablos es la mejor organización y aunque tenía otras ofertas, no dudé en elegirlos a ellos”, comentó.
Seguidor de los Medias Rojas de Boston, Carlos no dejó pasar la oportunidad para agradecer a sus padres por todo el apoyo que le han brindado a lo largo de su vida. “Sin ellos, no estaría hoy aquí, no haría nada. Me lo han dado todo para seguir mis sueños”, enfatizó.
La historia deportiva de Carlos es joven pero sorprendente.
“Como beisbolista, Carlos juega desde los 8 años de edad y a partir de ahí ha tomado parte en torneos municipales, estatales, nacionales, de Condeba, etcétera”, comenta su padre Carlos.
“Antes de incursionar en el beisbol, mostró interés por la música y en principio le gustaba tocar la batería y estoy seguro que el ritmo ya lo traía desde el vientre materno”, dice, al recordar la forma en que se movía con la música. “Desde pequeño comenzó a mostrar un gran ritmo con la batería y también en el teclado encontraba las notas que escuchaba cuando yo le tocaba”.
Y no fue precisamente él quien detectó sus cualidades.
Según relata, Carlos pasó por el futbol, el TKD, pero su interés no fue mucho. En una ocasión, una vecina, mamá de un amiguito de Carlos, me comentó que lo había visto jugar con la pelota. “¿No ve cómo lanza?”, me dijo, y me pidió permiso para llevarlo con su hijo a la escuela Centauros. Ese mismo día fui a verlo y entonces mi hijo no dudó en decirme que eso era lo que quería, jugar beisbol. Y el entrenador me dijo que le veía lo necesario para ser un gran beisbolista”.
Hasta hoy y bajo la asesoría de Ramón Carrasco, Carlos lleva dos años trabajando en la Academia Prospe…