Al momento de repasar por los últimos avances tecnológicos más revolucionarios de la actualidad, la impresión 3D es uno de los primeros en destacar, al permitir la fabricación de un nuevo objeto tridimensional, a partir de un diseño realizado en computador. Esto ha entregado la posibilidad de que muchas industrias logren crear nuevos objetos dependiendo de sus necesidades. Entre ellas se cuentan la educación, la alimentación y la medicina.
Cicla3D ha ido abriéndose paso con la impresión 3D desde 2017, cuando partió como el proyecto de tesis de Ingeniería Mecánica de Rogers Escalup (27), en la Universidad de Maine, Estados Unidos, donde estaba de intercambio. Al regresar a Chile, decidió capacitarse en la aceleradora Gearbox, de la Universidad de Concepción, para luego compartir esta idea a sus compañeros de la facultad de Ingeniería, todos de origen penquista, con quienes logró comenzar a materializar el proyecto.
El CEO de la startup recuerda que su motivación para desarrollar el tema en su proyecto de tesis fue a partir de su experiencia de intercambio en Estados Unidos, donde se dio cuenta de la importancia de la industria de la impresión en 3D, y que particularmente en Chile no se le daba esta relevancia: “Creo que con la impresora 3D va a pasar exactamente lo mismo que con la impresora de hoja, que es que la impresora va a bajar su precio y al final lo que te van a cobrar es la tinta; entonces vi que aquí podía haber una opción, una oportunidad de negocio”.
Desde ese momento, para el equipo Cicla3D todo se puso en marcha muy rápidamente. En el año 2018, antes de consolidarse como empresa, pero ya con la idea materializada, ganaron el torneo de emprendimiento tecnológico del Bío-Bío, siendo reconocidos por su propia región. Al año siguiente ganaron el título del proyecto más innovador en la Feria de Innovación Tecnológica de Chile, organizada por INACAP, que les entregó los fondos suficientes para financiar el proyecto y para que Rogers Escalup pudiera tomar un curso de Innovación y Tecnología en la Universidad Politécnica de Valencia, en España. “Habilidades como de innovación realizada o a la administración del crecimiento fueron herramientas vitales para lo que hoy en día es la empresa y afortunadamente lo hicimos de esa manera”, señala.
Con la especialización y una idea innovadora, en marzo de 2019 pidieron un fondo a Corfo. Como era la primera vez que se enfrentaban a algo así, recuerda que no entendían muy bien de qué se trataba el financiamiento y tampoco sabían cómo presentar el proyecto: si hacerlo usando el lenguaje técnico al que estaban acostumbrados en ese momento u optar por uno más simple y general. Y ganaron.
Con el financiamiento, conformaron su base de operaciones, que es la primera planta de fabricación de filamentos de impresión 3D en Chile. Para comenzar con la producción en masa de estos, Cicla3D se asoció con el grupo de empresas Madesal, que abarca a distintos proyectos de innovación y sustentabilidad. Rogers Escalup recuerda esta incorporación como una gran aceleración y un aporte para su compañía. Desde entonces, comenzaron a aprender más sobre temas administrativos y de negocios.
Ya habiendo logrado una alta producción, en 2020 Cicla 3D vendió su primera tonelada de filamentos, que les permitió insertarse en el mercado nacional y también captar atención por parte del mercado internacional. De hecho, ese mismo año fueron seleccionados por la aceleradora Tampa Bay Wave, que se encarga de potenciar proyectos innovadores y les entregó los fondos necesarios para abrir una oficina en Estados Unidos. Según relata el CEO de Cicla 3D, “esa experiencia fue espectacular, nosotros veníamos de un año bastante bueno y en eso se dio la oportunidad de postular al Tampa Bay Wave, que es la aceleradora más importante de Florida, y dentro de todas las personas y empresas que postularon, quedaron solo diez y dentro de esas estábamos nosotros”.
Con la instalación de esa oficina en Estados Unidos, Cicla 3D pudo abrirse paso en el mercado internacional. En ese país venden su material a empresas como 3D Universe e Innosek, que han distribuido su material a todo el país e incluso lo han exportado a otros países como Polonia.
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El año pasado instalaron su línea de producción en el parque tecnológico de Paraná, en Brasil. Para ellos, la noticia fue tan atractiva y sorpresiva. “Comenzamos a trabajar allá y si bien hasta ahora es un proceso un poco lento, este año queremos caerle de lleno a todo lo que consiste en Cicla Brasil y, mientras tanto, seguimos haciendo prospección remota, evaluando exportación, networking y todo eso”, dice Escalup.
También comenzaron a exportar a Perú, desde la planta que tienen en Concepción. Allá, Cicla 3D comercializa sus filamentos a empresas revendedoras que se encargan de distribuirlos por diferentes industrias donde son utilizados.
El principal producto de comercialización para Cicla 3D son los filamentos PLA, uno de los materiales más utilizados para realizar impresiones en 3D. Según explica Andrés Navas (27), gerente de operaciones de la compañía, “el proceso de producción consiste en recibir este material y agregarle lo que nosotros queramos. Pueden ser polímeros que lo hagan más resistente, cambiarle el color, agregándole otro pigmento, etcétera. Y después ya tiene un proceso mecánico, donde se terminan de desarrollar”.
Uno de los intereses de la compañía es el compromiso sustentable. Andrés Navas cuenta que la decisión de usar filamentos PLA obedece a que “es un polímero biodegradable que, a la vez, también nos permite reciclar o llevarlo a un proceso de descomposición. Creo que esta es una visión compartida por todo el grupo y donde queremos apuntar, a disminuir lo más posible la huella de carbono y ambiental en la manufactura de nuestro producto”.
Si bien los filamentos PLA son muy reconocidos para la creación de nuevos objetos tridimensionales, Rogers Escalup y su equipo desarrollaron el NanoCicla, un material original de creación propia, que permite la impresión de objetos 3D con propiedades anti microbiales, que lo convierte en el material ideal para ser utilizado en áreas como la salubridad o la gastronomía, por ejemplo.
Según explica Escalup, lo que posibilita que este material sea más seguro para industrias en que se necesita una ausencia de microbios es la incorporación de nanopartículas de cobre a un filamento tradicional, debido a que este metal cuenta con propiedades anti microbiales. “Nuestra misión, más que por el negocio, era intentar apoyar y dar soluciones. Y luego fuimos mejorando, perfeccionando y validando nuestro material con los usuarios finales y tuvo una gran recepción. Eso nos permitió darnos cuenta de que teníamos un material de alta calidad. Éramos una empresa muy joven, entonces a veces te cuesta un poco ver lo genial que has creado y este fue un empujón súper grande. Ver que tenía un producto de clase mundial y eso se tradujo en la exportación del material, en el éxito en Chile y en el desarrollo que tuvimos en el mercado extranjero”, apunta el CEO la compañía.
Para continuar aportando en esta área, la compañía tiene varias proyecciones. Rogers Escalup apunta que el objetivo actual, “es por ser el representante número uno de impresión 3D en Chile, que la gente piense en impresión 3D e inmediatamente piense en Cicla 3D. Además, vincularnos y empezar a trabajar codo a codo con empresas que hoy puedan ocupar esta tecnología y tienen necesidades materiales que todavía no se han estudiado ni se han desarrollado. Lo lindo también de este rubro es que todo lo que se te ocurra o lo que esté disponible en tu imaginación, se puede crear”.