Presentada en San Sebastián, donde Jessica Chastain se llevó la Concha de Plata a la mejor actriz, ‘Los ojos de Tammy Faye’, entretenida y bien interpretada, se muestra menos compleja de lo deseado
Tras su paso por el Festival de Toronto, ‘Los ojos de Tammy Faye’ pudo verse en San Sebastián, un correcto biopic protagonizado con excelsa química por Jessica Chastain, que comparte en la cartelera actual la tremebunda ‘Agentes 355’, y Andrew Garfield, cuya carrera ha subido sorpresivamente varios peldaños tras el estreno de la última de Spider-Man. De repente, su denostado Peter Parker en la mini-saga ‘The Amazing Spider-Man’ ha ganado puntos en Internet, confirmando cómo las redes sociales pueden hundirte o elevarte a los altares en cuestión de segundos sin una razón consistente. De auge y caída habla precisamente este filme cuyo extraordinario reparto es lo mejor del lote. La telepredicadora evangelista Tammy Faye, a quien encarna bien maqueada la protagonista de la recomendable ‘El caso Sloane’, Concha de Plata a la mejor actriz ex aequo con Flora Ofelia (‘As in Heaven’), tuvo una trayectoria meteórica en los años 70 y 80 que se vio truncada al descubrirse -aparentemente- el pastel. Tras esa imagen de superación personal, amor y comprensión que compartía con su marido construyó un negocio con agujeros negros financieros.
El escándalo sacudió los cimientos de un imperio religioso que contaba con un parque de atracciones temático que puede ser visto como la caricatura metafórica del éxito desmesurado del matrimonio Bakker. Completan el reparto Cherry Jones (‘Succession’), Gabriel Olds (‘Los sustitutos’) Fredric Lehne (‘El gran showman’), Mark Wystrach (‘Corazones salvajes’), Sam Jaeger (‘¡Shazam!’), Chandler Head (‘El castillo de cristal’) y el siempre carismático Vincent D’Onofrio, de prolífica filmografía últimamente en la multipantalla (no se lo pierdan en ‘El padrino de Harlem’ y como el villano Kingpin de Marvel).
Junto a una entregada Chastain, cuyo magnetismo dentro del encuadre está siendo desaprovechado últimamente en propuestas con discutible olfato comercial, excepto la miniserie ‘Secretos de un matrimonio’, disponible en HBO Max, Garfield realiza un buen trabajo frente a la cámara, revelándose como un actor de culto refrendado por su trabajo en ‘Lo que esconde Silver Lake’ o la reciente ‘tick, tick… Boom!’, estrenada directamente en Netflix. ‘Los ojos de Tammy Faye’, dirigida con modesto oficio por Michael Showalter (‘La gran enfermedad del amor’), se construye a golpe de cliché, exprimiendo todos los tópicos del género al servicio de una historia más contenida de lo esperado al tratar un tema atravesado por el exceso. Los Bakker vendían humo con una facilidad pasmosa. Su capacidad como charlatanes era grandiosa, sobredimensionada por la televisión en una época sin Internet.
La película parte de un documental homónimo y lo interesante del resultado es que no se centra únicamente en señalar la supuesta corrupción de la pareja, también señala oportunamente el papel de los medios sensacionalistas, encantados de poder jugar con una información que dio pie a una humillación pública extrema donde también estuvo presente cierta misoginia. El éxito imparable de Tammy Faye no gustaba en algunos círculos y había que pararla, al margen de los tejemanejes en su boyante negocio religioso. La cinta se muestra redentora con el personaje, un ejemplo más de las luces y sombras del país de las barras y estrellas, donde puedes hacerte multimillonario pero no sin consecuencias.