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Las formaciones progresistas parten con pocas posibilidades de ganar las elecciones, pero nada hace indicar que España Vaciada solo pueda perjudicar a la izquierda
Mientras que la narrativa sobre qué está pasando en la derecha está bastante clara —con un PP a la baja y un Vox que crece a su costa a un ritmo constante—, pocos son los análisis de cuáles son las dinámicas en el espacio de la izquierda durante las elecciones de Castilla y León. En lo siguiente, presento dos lecturas sobre la izquierda que nos deja esta campaña, una menos esperanzadora que la otra.
La baja probabilidad de gobernar que tiene la izquierda
Empecemos por la mala: las formaciones progresistas parten con pocas posibilidades de ganar las elecciones que se celebran en de Castilla y León dentro de 12 días. Tan pocas como un 2% según Predi, el mercado de predicción que EL PERIÓDICO actualiza a diario y que que dirijo junto a Oliver Strijbis (Universidad de Zúrich). Un porcentaje razonable en una campaña poco agitada en la que la izquierda —PSOE y Unidas Podemos— y sus posibles aliados —UPL, España Vaciada, Soria Ya y Ciudadanos— sumarían 36 escaños si se cumplen nuestras estimaciones, cinco por debajo de la mayoría necesaria para gobernar. Las encuestas más recientes, con excepción del CIS, apuntan a un escenario por lo general aun más desfavorable, otorgando al centroizquierda en su sentido más amplio entre 33 y 36 procuradores.
Una opción que siempre cabe barajar es que las estimaciones fallen sobre todo en un momento en el que se presentan partidos nuevos como España Vaciada en provincias con pocos habitantes donde pequeñas fluctuaciones de voto, las más difíciles de detectar para los modelos predictivos, pueden trastocar la suma de escaños. Lo cierto es que improbable que el error sea lo suficientemente grave como para dar la vuelta a las elecciones. Un indicador de esto es que PP y Vox suman un número de escaños relativamente estable y cómodo según la mayoría de fuentes. Donde hay más incertidumbre es con respecto al tamaño del bocado que los ultraderechistas darán al partido del actual presidente, Alfonso Fernández Mañueco.
‘Shocks’ inocuos
Otra opción es que se produzca un ‘shock’ electoral que agite los equilibrios entre bloques de partidos. Lo primero que cabe apuntar a este respecto es que la mayoría de ‘shocks’ decaen a los pocos días. Dicho de otro modo, si ocurren mucho antes de la jornada electoral, es probable que los efectos ni se noten en los resultados. Es poco probable que un evento de estas características ocurra por tres motivos. Los dos debates electorales —en campañas tan protocolarias como esta, estos suelen ser los principales eventos— se producen más de una semana antes, disipando los posibles efectos que esta campaña pudiese tener.
El segundo argumento tiene que ver con la poca visibilidad que están teniendo las formaciones más desconocidas, es decir, las que tienen más margen de crecimiento y de alterar los resultados estimados. Las formaciones de la constelación de la España Vaciada, además de Vox, UPL, UP, Cs y Por Ávila, han sido excluidas de los debates electorales. El resultado se puede comprobar en el primer debate que se produjo el lunes: plano y con poca repercusión, por un lado, cero menciones a las formaciones ausentes aparte de Vox, por el otro.
Por último, un tema que se ha colado en la campaña es la sospecha de que el PP esté salpicado por la corrupción. Todo apunta a que se quedará en eso dado que el calendario judicial no pronostica que haya noticias sobre estos procesos que afectan al PP de Castilla y León en las próximas dos semanas.
¿Y las buenas noticias para la izquierda?
La principal buena noticia es la España Vaciada. Desde la izquierda muchos han visto el surgimiento de las plataformas políticas contra la despoblación como un vecino incómodo más que fragmenta el caladero de votos tradicional de PSOE y Unidas Podemos. Esta suspicacia es en parte razonable dado que España Vaciada entraría en la categoría de los partidos ‘single-issue’ —cuyo ámbito de competición electoral se circunscribe a un solo tema—. Esto provoca que algunos ciudadanos descontentos con el tema, en este caso la despoblación, que en otro caso votarían a la izquierda en muchos casos terminen votando a estas plataformas. Dicho esto, nada hace indicar que España Vaciada solo pueda perjudicar a la izquierda.
Lo que nos enseña la política comparada es que este tipo de formaciones centradas en un solo tema son capaces de atraer votantes de todo tipo, también de derechas, y especialmente votantes poco ideologizados o movilizados que se abstendrían si no hubiese una formación preocupada por lo rural. Si hacemos caso a las tendencias, que apuntan a una progresiva concentración del voto a PSOE, y sobre todo UP, en zonas urbanas, no es descabellado pensar que la consolidación de la España Vaciada sea competitiva también en el campo de la derecha.
Hasta aquí la aparición de la España Vaciada supondría una noticia tibia para la izquierda. La verdadera razón por la que la izquierda debería alegrarse es otra. Como emblema emergente del conflicto rural-urbano, España Vaciada ocupa en nuestro país un espacio que en muchos países vecinos ocupa la ultraderecha. Efectivamente, de Suecia a Austria, pasando por Europa de Este, la mayoría de partidos que concentran el voto de zonas rurales tienen también posturas eurófobas, racistas y, en general, conservadoras.
La rebeldía de los “sitios que no importan”, como describe el profesor Rodríguez-Pose, tendría unos tintes mucho más moderados en nuestro territorio en caso de venir de la mano de la España Vaciada. Ejemplo de ello es el paso por el Congreso de los pioneros de la plataforma, Teruel Existe, que se han mostrado capaces de investir un gobierno de centroizquierda y apoyar la mayoría de sus medidas expansivas en derechos sociales.
La clave del voto rural
Es cierto que la pugna por el voto de municipios en declive no está ni mucho menos resuelta. La estrategia de Vox en la campaña de Castilla y León es buena prueba de que la ultraderecha española no ha renunciado al votante rural. Su lema electoral, ‘Siembra’, deja poco lugar a dudas. El problema de los de Santiago Abascal, lo que realmente les diferencia de sus hermanos ideológicos europeos, es que tienen dificultades para articular un discurso contra la degeneración de las grandes ciudades, con especial énfasis, en la capital del país.
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Mientras que capitales como Viena, gobernada por socialistas, o Budapest, cuyo alcalde es verde, son el centro de los ataques de la ultraderecha ruralista como epicentro de la inmigración, la libertad sexual y la “degeneración” de los valores tradicionales, en España Vox se topa con Madrid. Un símbolo inapelable de las políticas de derechas que encima apoya parlamentariamente la formación extremista. Sin capacidad de criticar el modo en el que Madrid se beneficia del éxodo de castellanoleoneses, el acaparamiento de recursos y la competencia fiscal a la baja, Vox parte con una desventaja clara frente a España Vaciada no solo al norte de Madrid, sino también el resto de territorios que la bordean.
Para comprobar si la España Vaciada pasa su primera prueba de fuego autonómica quedan exactamente doce días. Falta otro debate este viernes, y después, una semana de silencio demoscópico que prohíbe el anuncio de encuestas pero permite otros métodos de estimación secundaria como el mercado de predicción Predi. Como es costumbre, publicaremos la evolución de las estimaciones cada día hasta el mismo día de las elecciones. Disfruten del final de la recta final de una campaña servirá de primer sondeo para la siguiente contienda electoral, Andalucía.