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Washington (AFP) – El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se sumergirá en el tema políticamente traicionero del crimen y las armas con una visita este jueves a Nueva York, donde recientes tiroteos contra la policía dejaron dos agentes muertos y en momentos en que la delincuencia aumenta en las principales ciudades del país.
Biden, acompañado del fiscal general Merrick Garland, se reunirá con el nuevo alcalde demócrata, Eric Adams, en la sede del Departamento de Policía de Nueva York, para luego visitar a líderes comunitarios en Queens.
La presión que enfrenta Biden está marcada por la conmovedora demostración del miércoles y de la semana pasada, con miles de policías de Nueva York concentrados en Manhattan para honrar sus dos compañeros asesinados mientras respondían una llamada doméstica en enero.
Seis oficiales en la Gran Manzana recibieron disparos este año y se encuentran entre las casi tres docenas que fueron atacados con balas en todo el país durante enero, según el Archivo de Violencia Armada.
Hasta ahora los delitos graves en la ciudad aumentaron 38% este año, con picos en la mayoría de las principales áreas urbanas. Un estudio divulgado en enero del Consejo de Justicia Criminal mostró que los homicidios en 22 ciudades aumentaron 5% en 2021 respecto a 2020, y 44% respecto a 2019.
Ya sean robos de autos en Washington DC o saqueos violentos en grandes almacenes de San Francisco, los noticieros pintan una imagen lúgubre en un país que lucha por recuperar su equilibrio tras la pandemia de covid-19.
Expertos vinculan a la ola delincuencial -que no afecta el hecho de que las ciudades estadounidenses son en general mucho más seguras que en las décadas de 1980 y 1990- a perturbaciones sociales relacionadas con la pandemia y al impacto en las fuerzas del orden de una serie de arrestos desastrosos en los que ciudadanos negros resultaron asesinados o gravemente heridos.
Sin embargo, la culpa recae cada vez más sobre Biden. Según una encuesta de ABC/Ipsos publicada la semana pasada, el 69% de los estadounidenses desaprueba las políticas de Biden sobre la violencia armada y el 64% su manejo del crimen.
“Nuestras ciudades son zonas de guerra, nuestro país está en crisis y los policías son perseguidos en las calles. ¿Dónde está, señor presidente?”, dijo el vicepresidente nacional de la Orden Fraternal de la Policía, Joe Gamaldi, en Fox News la semana pasada.
Parado en la línea
Biden está bajo presión no solo de la derecha, que lo califica de débil en materia de delincuencia, sino también de la izquierda, que busca reformar e incluso desmantelar los departamentos de policía.
Los republicanos, a la espera de tomar el control del Congreso en las elecciones de medio término de noviembre, consideran que culpar a Biden y a los demócratas de “desfinanciar a la policía” les dará rédito.
Sin embargo, asociarse con Adams brinda a Biden la oportunidad de demostrar que puede pararse en la línea de sus partidarios de izquierda y de los críticos de derecha.
Biden discutirá una “estrategia integral para combatir los delitos con armas de fuego”, anunció la Casa Blanca. Esto “incluye niveles históricos de financiación para que ciudades y estados pongan más policías e inviertan en programas de intervención y prevención de violencia en las comunidades, así como intensificar esfuerzos federales de aplicación de la ley contra traficantes ilegales de armas”.
Se trata del tipo de enfoque centrista que el mismo Adams está modelando.
Adams, exoficial de policía de Nueva York, asumió el cargo en enero tras ganar las elecciones con una plataforma que incluía tácticas policiales más duras, como la redistribución de una unidad encubierta disuelta.
Sin embargo, como demócrata y afroamericano con un perfil nacional cada vez mayor, tiene mucho capital político y parece feliz de compartir con Biden.
Adams elogió al presidente este lunes y lo llamo “mi amigo” y uno de los hombres “blue collar” (obrero).
“Es un tipo que puede soportar el peso de la ciudad, pero con el que te puedes tomar una cerveza”, dijo Adams, quien anteriormente se había autodenominado el “Biden de Brooklyn”.
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