- Ángel Bermúdez (@angelbermudez)
- BBC News Mundo
Algunos creen que se trata de una obsesión personal del presidente Vladimir Putin. Otros dicen que es un intento por regresar a una suerte de nueva Guerra Fría.
Las tensiones entre Rusia y Ucrania han encendido las alarmas en numerosas cancillerías alrededor del mundo, que hablan abiertamente de la posibilidad de una guerra entre esos dos países.
Los temores se han visto avivados por la acumulación de más de 100.000 soldados rusos junto a la frontera con Ucrania y por una serie de exigencias presentadas a mediados de diciembre por Moscú.
El Kremlin demanda el compromiso de que Ucrania no se una nunca a la OTAN, establece limitaciones en las tropas y armamentos que se puedan desplegar en los países que se unieron a esa alianza después de la caída de la Unión Soviética y exige retirar la infraestructura militar instalada en los estados de Europa del Este después de 1997.
“Ellos realmente quieren regresar a las fronteras existentes en Europa oriental durante la Guerra Fría”, dice George Friedman, fundador de la empresa de análisis y prospectiva internacional Geopolitical Futures, al resumir las exigencias de Moscú.
Washington, que habla de una amenaza “inminente” de Rusia sobre Ucrania, ha puesto en alerta unos 8.500 soldados para ser desplegados en Europa oriental, ha enviado barcos de guerra al Mar Negro y ha ordenado la evacuación de los familiares de sus diplomáticos en Kiev, la capital de Ucrania.
En contraste, el gobierno del presidente Volodimir Zelensky ha hecho llamamientos a guardar la calma, afirmando que esta crisis se inició con la invasión rusa de Crimea y la ocupación por parte de grupos prorrusos en la región de Dombás, en el este de Ucrania, donde desde 2014 han fallecido casi 14.000 personas.
Estas acciones derivaron en sanciones contra Moscú y en su creciente alejamiento de Occidente. Pero ¿por qué Rusia otorga tanta importancia a Ucrania? BBC Mundo te cuenta tres claves que lo explican.
1. Una zona de seguridad
“Rusia está siguiendo estas políticas en este momento porque percibe que un país que está cerca de su frontera se está convirtiendo en una plataforma para una alianza militar amenazante. Así que tiene que ver con la posibilidad de que Ucrania se convierta en miembro de la OTAN y por lo tanto albergue misiles y tropas de esa alianza“, le dice a BBC Mundo Gerald Toal, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Virginia Tech en EE.UU.
George Friedman, de Geopolitical Futures, recuerda que el territorio de Ucrania ha servido como una zona de protección para Moscú desde la época de la invasión napoleónica de 1812.
“Ucrania es la frontera occidental de Rusia. Cuando fueron atacados desde el oeste durante la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial fue el territorio de Ucrania lo que los salvó. Tenían que recorrer más de 1.000 millas (1.600 kilómetros) para llegar a Moscú. Si Ucrania está en manos de la OTAN. Moscú está quizás a 400 millas de distancia (640 kilómetros). Así que Ucrania ha sido parte de lo que los ha salvado desde Napoleón en adelante. Es una zona de seguridad que deben tener”, señala.
Toal indica que desde Moscú se tiene la percepción de que están siendo cercados por una alianza enemiga, algo que genera preocupación en las grandes potencias.
Recuerda que al inicio de esta crisis, el viceministro de Exteriores de Rusia hizo referencia a la crisis de los misiles de 1962 y que luego Moscú comentó que podría desplegar fuerzas militares en Cuba y Venezuela.
“Eso lo hicieron para enfatizar que Estados Unidos tiene su propia doctrina Monroe, sus propias ansiedades sobre la presencia de fuerzas hostiles cerca de su territorio y, en ese sentido, se trata de un argumento válido”, afirma.
“Pero la respuesta a Moscú es que eso ocurre porque Rusia está amenazando a Ucrania y tomó parte de su territorio. Desde el punto de vista de la seguridad nacional de Ucrania, ellos buscan ayuda, buscan aliados en contra de un estado al que ven como muy peligroso que ya les quitó parte de sus territorios reconocidos internacionalmente”, agrega.
2. Vínculos históricos, religiosos y culturales
El 12 de julio de 2021, en un extenso artículo sobre las relaciones con Ucrania, Vladimir Putin denunció que la nación vecina estaba cayendo en un juego peligroso destinado a convertirla en una barrera entre Europa y Rusia, en un trampolín contra Moscú.
Putin no se refería únicamente a la dimensión de seguridad y geopolítica, sino sobre todo a los lazos históricos, culturales y religiosos que han vinculado a Rusia y Ucrania y sobre los cuales escribió extensamente.
El mandatario se remontó entre otras cosas a la época del antiguo pueblo rus, considerado como el antepasado común de rusos, bielorrusos y ucranianos, y destacó los numerosos hitos de la historia común para argumentar su visión de que rusos y ucranianos son “un mismo pueblo”.
Gerard Toal señala que en esa idea hay implicados numerosos elementos que mezclan historia, cultura e identidad.
“Rusia no ve a Ucrania como simplemente otro país. La visión dominante del nacionalismo ruso es que Ucrania es una nación eslava hermana y, más aún, que es el corazón de la nación de los rus. Se trata de una ideología muy potente que hace de Ucrania un elemento central de la identidad rusa”, dice.
“Por eso, hay emociones muy poderosas cuando Ucrania como nación se define a si misma en oposición a Rusia. Eso causa mucha rabia y frustración en Rusia, que se siente traicionada por un hermano. Y eso tiene que ver con la incapacidad de la visión dominante en Rusia de reconocer la identidad nacional ucraniana como algo que está separado de Rusia”, agrega.
George Friedman desestima la importancia que podría tener Ucrania para Rusia desde el punto de vista cultural o histórico y asegura que la verdadera preocupación de Moscú es geopolítica.
“Sí, ellos comparten una historia. Históricamente Ucrania fue dominada y oprimida por los rusos. Durante el período soviético sufrieron una gran hambruna en la que murieron millones de personas, porque Rusia quería exportar los granos que producían. Así que la idea de la gran unidad entre el pueblo ruso y el ucraniano es una tontería”, afirma.
3. El legado de Putin
En una entrevista en diciembre pasado, Kadri Liik, analista principal del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores especializada en Rusia, comentaba a BBC Mundo que desde su punto de vista el tema de Ucrania es uno en el cual entran mucho en juego las propias emociones de Putin, por lo que en ocasiones sus posiciones pueden no lucir como muy racionales.
Gerard Toal señala que existe un razonamiento según el cual Putin ha sido personalmente humillado por lo que ha ocurrido con Ucrania durante su mandato, cuando sus recurrentes esfuerzos para instalar líderes prorussos en Kiev no han dado los frutos esperados.
“El argumento general es que él ha estado luchando con este asunto durante bastante tiempo y que siente que es un asunto pendiente que forma parte de su legado y que necesita ser arreglado de una vez y para siempre”, señala.
“Putin considera que Occidente ha convertido a Ucrania en una plataforma antirrusa y que es algo que debe resolver”, agrega.
Toal, sin embargo, considera arriesgado analizar la crisis en Ucrania desde una perspectiva emocional.
“Muchos analistas lo hacen y creo que es un enfoque peligroso. Cuando miramos los argumentos emocionales en la crisis en Ucrania tendemos a reducirlos a ideas como que Putin está molesto y disgustado. Lo convertimos en una suerte de loco que toma decisiones de forma irracional. Creo que es un error. Esas emociones son genuinas y forman parte de la cultura geopolítica de Rusia, por lo que cualquier líder en ese país tendría que lidiar con ellas y decidir si afirmarlas o dejarlas de lado”, explica.
“Sí creo que las políticas de Putin tiene mucho que ver con su personalidad y su historia como exagente de la KGB que se formó en la era soviética y que tiene un anhelo particular por tener un estado fuerte. Todas esas cosas son extremadamente importantes. Un líder de las generaciones más jóvenes probablemente abordaría estos asuntos de una manera distinta, pero esas emociones son genuinas y no podemos decir que se tratan solamente de elementos de la personalidad de Putin”, concluye.
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